En Guatemala, el presidente Bernardo Arévalo está enfrentando serios desafíos de seguridad, derivados principalmente del narcotráfico y el crimen organizado
Zonas rurales y fronterizas se han convertido en centros de producción de coca y tránsito de drogas hacia México y Estados Unidos. Aunque las tasas de homicidio han disminuido, el narcotráfico sigue afectando regiones como Petén e Izabal. El gobierno ha incrementado el tamaño de la policía y adquirido más equipos, pero la corrupción interna sigue limitando su efectividad.
En Guatemala, el narcotráfico sigue siendo uno de los problemas más serios. Regiones montañosas y fronterizas, como Izabal y Petén, son utilizadas para la producción y tráfico de drogas, como cocaína y heroína, aprovechando la limitada presencia estatal y la corrupción en las fuerzas de seguridad. A pesar de los esfuerzos del gobierno para mejorar la capacidad policial y reducir la criminalidad, la expansión de cultivos de coca y la creciente actividad de grupos delictivos plantean desafíos graves. Estos problemas también están vinculados al tráfico de migrantes y la explotación de rutas ilegales.