Pobladores de Sololá retienen a prestamistas colombianos, los golpean y les cobran resarcimiento

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Por elsoldemixco.com

“O devuelven el dinero que cobraron o los quemamos”. Así de sencillo fue el trato que les dieron las autoridades ancestrales a dos colombianos que habrían amenazado a una comerciante para que pagara una deuda millonaria.

Dos extranjeros que cobraban un préstamo a una comerciante fueron retenidos por pobladores en el centro de Sololá y enviados al salón municipal indígena donde los alcaldes comunitarios impartieron la famosa justicia maya.

Los detenidos fueron identificados como Fausto José Lavareda del Aguilar y Fredy Orlando Pineda Tavera originarios del Medallón Colorado Colombia.

Los hombres fueron retenidos por los líderes comunitarios, luego de la denuncia de la señora Teresa Chiroy Buch, de 49 años, quien manifestó que les hizo varios prestamos, que sumándolos superaban el millón de quetzales.

La señora ya no pudo pagar, por lo que los colombianos le fueron a cobrar y ella aseguró que “la habrían amenazado”.

Uno de los colombianos manifestó que tiene una pequeña empresa denominada «Credi Inversiones», ubicada en el interior de su domicilio, en Panajachel,

“La señora denunciante durante mucho tiempo ha venido sacando créditos en la empresa, por diferentes cantidades hasta acumular la cantidad de Q, 127,000. 00 y que la misma hasta el día de hoy a pagado la cantidad de Q. 72,000. 00, y sigue debiendo la cantidad de Q. 55,000.00, pero que hace unos días habían redactado un documento donde le dieron un lapso de tiempo de 40 días a la señora para cancelar el crédito”, explicó el colombiano.

La señora como no sabía qué hacer y sabía que no podía pagar el dinero prestado, prefirió denunciar ante los 72 alcaldes comunitarios. Con el pretexto de realizar el pago de lo que faltaba, citaron a los extranjeros frente una agencia bancaria, lugar donde los retuvieron, para luego golpearlos.

Los ancestrales le exigieron una cantidad de 500 mil quetzales para dejarlos ir, pero gracias a la intervención del abogado Mynor Emilio Ángel Alvarado, los colombianos tuvieron que pagar la cantidad de 200 mil quetzales y un carro valorado en 30 mil. Además, aseguraron que se iría de una vez del pueblo.

Mucha gente del pueblo afirmó que estos prestamistas colombianos son buenas personas y no extorsionan y cobran intereses altos.

Muchos fueron los que aseguraron que la señora era la mentirosa, porque dio muchas versiones, una de ellas, era que había pagado más de un millón, cuando no tenía dinero ni para comer.

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