Dar caminatas por la jungla, descubrir playas solitarias, navegar por el lago más grande del país o perderte en cuevas subterráneas. Todas estas aventuras se disfrutan en Pedernales, la región más remota y desconocida de la isla caribeña, bajo el marco de una naturaleza prodigiosa.

Hay un rincón en República Dominicana que vive de espaldas al turismo masivo. Un lugar de milagrosa virginidad con bosques, cuevas, lagos y playas de aguas cristalinas, al abrigo de acantilados kársticos que permanecen intactos desde la época precolombina. Pedernales nada tiene que ver con la imagen arquetípica de los complejos hoteleros de esta isla alegre y sabrosona. Su rostro más remoto y solitario está en el extremo suroeste, a 300 kilómetros de Santo Domingo y en la misma frontera con Haití.

PURA NATURALEZA

Pedernales es la provincia más desconocida del país y, sin embargo, la que alberga las zonas protegidas más importantes. Aquí la naturaleza se muestra en forma de exótica flora silvestre, aves y reptiles endémicos y una abundante vida marina. Y las actividades, ideadas para quienes no solo gustan de tumbarse al sol, apuestan por el disfrute amable, pero con el menor impacto al medioambiente.

CAMINATAS Y PASEOS EN BARCO

Campos áridos, costas rocosas, termas, arrecifes de coral… la combinación de ecosistemas en este lugar del profundo sur, como lo llaman los lugareños, invita a largas caminatas.

Pero aquí también se puede coger un barco para acercarse a la costa y descubrir playas salvajes con peces que nadan en la orilla al acecho de los pelícanos, como bahía de las Águilas, dentro del Parque Nacional Jaragua, de las más hermosas de República Dominicana. Un arenal de color marfil de unos 8 kilómetros de longitud, que no solo contrasta con las aguas color esmeralda, también con la exuberante vegetación de la sierra de Bahoruco, todo un paraíso para los senderistas.

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